Hola Abuelo y Abuela soy yo tu nieta.

Quiero que sepas que en Navidad tú también importas, no sé quién ha podido pensar lo contrario en algún momento. Tanto importas, que estoy aquí escribiéndote para recordártelo una vez más, por si se te había olvidado.

Recuerdo mi infancia cuando iba a tu casa. Me gustaba mucho ver la sonrisa en tu cara ante nuestro encuentro y el abrazo que me dabas nada más verme. Aún recuerdo el calor del hogar que allí se respiraba, tu casa para mí era como un parque de juegos donde podía descansar de mis obligaciones y tareas del cole.

Hoy y siempre te daré las gracias por existir, estés a mi lado o no. Tu dulzura ha quedado grabada en cada una de mis células y ha estado acompañándome a cada instante de mi vida. Me siento muy afortunada y bendecida de haber tenido la oportunidad de conocerte.

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Gracias por tus memorias.

Tu historia de vida me ha ayudado a ser más fuerte y a comprender las adversidades de este mundo en el que nos encontramos. Tus consejos, tus recetas de cocina y tu forma de ver el mundo, han dado un impulso a mi corazón para refinar y cuestionar ciertos aspectos de la historia de mi vida personal.

Siento no haberos escuchado y visitado lo suficiente. A veces mis ganas de ver mundo y recorrer mi propio camino, hacían que no parase de explorar, vivir y nutrirme de las historias de otras personas y me olvidaba de iros a visitar o de escucharos con la atención que realmente os merecíais.

Algo que me llena de mucho amor y que recuerdo de ti es la manera en que escuchabas a todos. Siempre estabas ahí para acompañar a mis padres en los problemas que ellos te contaban y cómo después de ello volvía la calma más o menos a nuestro hogar. Y también cómo hacías lo mismo con los vecinos y compartíais vuestras experiencias diarias para así aclarar o solucionar desde otras perspectivas aquellas situaciones que os mantenían preocupados.

Hay una cosa por la que tengo que pedirte perdón y es la de no bendecir los alimentos antes de comer. Tú siempre lo hacías y me gustaba mucho ese momento, porque tus oraciones eran divertidas y esperanzadoras. Recuerdo cómo dabas las gracias al Espíritu del Amor, a todo y todos. Hoy quiero dedicarte una oración que ahora está presente en mi mesa, gracias a tu inspiración y la de otros sabios abuelos que cómo tú, he ido conociendo a lo largo de mi vida. Y dice así:

Esta comida es un regalo del Universo entero,

de la Tierra, del Cielo,

de numerosos seres vivientes

 y del trabajo duro y amoroso de muchas personas.

Comamos con gratitud y plena conciencia para ser dignos de recibirla.

Aceptemos sólo la comida que nos haga mantenernos firmes y fuertes para alejar la enfermedad

 y nunca para enfermar nuestro cuerpo.

Ofrecemos esta comida a todos los seres que la necesiten

y de ésta manera contribuir a ayudar a nuestro precioso planeta.

Gracias por el hogar, la familia y nuestros trabajos,

que seamos dignos de abrir nuestras puertas y corazones

a todos nuestros hermanos para ofrecer y compartir nuestras bendiciones,

 así como lo haces tú con nosotros. Amén

 

Las oraciones que me enseñabas en la infancia me gustaban mucho, en la adolescencia me parecían aburridas y de adulta las olvidé por completo. Sin embargo, hoy por fin la he podido recordar, honrarla y darle el lugar que le pertenece en mí día a día gracias a tu recuerdo. La importancia de la oración ha hecho que sea un refugio para mí en los momentos de dificultad, preocupación y confusión que he ido atravesando. Así que una vez más, gracias porque importas mucho para mí.

No conozco tu historia de amor como pareja, lo que mis padres han podido contarme, supongo que con sus más y menos como todo. Sinceramente, lo que sé que es verdadero en vuestra unión, es que gracias al amor de vosotros dos nacieron mi papá y mi mamá. Ese es el amor más grande que puedo sentir de vosotros, porque gracias a ellos estoy aquí yo en este mundo. Gracias de nuevo, tantos regalos me habéis dado que estoy llena de bendiciones y gratitud.

En cierta manera, hoy escribo a todos los abuelos del mundo, para deciros que honro vuestra historia.

Sé que algunos abuelos no habrán podido disfrutar de sus nietos o incluso les hubieran gustado a día de hoy haberlo hecho de otra manera, pero os puedo asegurar que tal y como fue la experiencia que cada uno vivió con sus nietos, han dejado una huella de amor incondicional, conmigo ha sido así.

Gracias a vosotros hoy tenemos un mundo mejor. Ya sé que estáis viendo cosas que no os gustan y pensáis que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero lo que hoy estamos viviendo nos guste o no, está siendo un gran camino hacia el recordar quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos, la Paz y el Amor Unidos, es inevitable.

Vuestras historias y experiencias han hecho que hoy, yo también desee seguir y contar la mía propia para compartirla con el Mundo.

Una historia que comienza viendo, escuchando y sintiendo la historia de mis abuelos, sabios, sanadores y grandes cuidadores con sonrisas como niños divertidos y compasivos. Sois una leyenda a compartir con todos los seres y también sois una gran inspiración.  Cada día en mi corazón puedo ver la dureza que tuvisteis que vivir y de ésta manera vuestro recuerdo me invita a seguir caminando incluso en las adversidades que se me van presentando en la vida.

Recibo vuestro legado con amor en mi corazón.

Cada día recorro mi propio sendero con las bases de vuestra bondad, sencillez, humildad, fortaleza, dedicación y cuidado de uno mismo, de la familia, la comunidad y toda la humanidad.

Gracias porque sois los mejores agricultores, me habéis dejado una tierra de viveza y alegría en mi corazón, una tierra fértil y llena de frutos a compartir. Es una tierra como si fuera un sol en forma de arco iris, que hace latir los corazones de una nueva ilusión a todos los niños que la miran. Y vuestra vida es la belleza de una flor que dibuja una sonrisa en cada amanecer.

Gracias abuelos por darle la vida a nuestros padres y por haber enmarcado en mi corazón un retrato a recordar el resto de mi vida, el legado de la Unión y el Amor incondicional de la Familia.

Hoy levanto mi copa junto a la vuestra y brindo como hicieron tantas veces mis antepasados en los tratados de Paz, aquellos que lograron parar las guerras y conflictos familiares, los abuelos y su gran sabiduría por el bien común.

Abuelito y Abuelita, podéis estar tranquilos, porque lo habéis hecho genial en esta vida. Valor, fuerza, cuidado y cariño es la intención con la que me quedo. La culpa y el castigo para mí no existen, porque las personas como vosotros siempre hacen todo con bondad y eso es de ser buenos. Eres bueno Abuelo y eres buena Abuela, así que ya puedes sonreír conmigo, darme un abrazo y millones de besos.

Gracias, gracias y gracias por la oportunidad y el regalo que me habéis brindado, un Mapa y un Camino de Conciencia que es un gran Tesoro hacia un Nuevo Mundo para todos. En estas Navidades y siempre, os llevo en mi corazón.

Y ahora lo único que me queda es deciros..,  descansa y vive en paz, yo ya lo hago gracias a tí. Te propongo bailar una canción para que bailemos juntos la alegría de volvernos a ver una vez más. Será porque te amo, abuelito y abuelita, será porque os amo que mi vida ahora es un cantar sobre cantares. Canción: Adamo, Será porqué te amo.

Una niña para sus abuelitos. Ignacio, Ángeles, Antolín y Encarnación. Para los Abuelos del mundo todos en Unión. Bendiciones.

Con Cariño A.M.R. Gelen & Ángeles

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