PNL & MEDITACIÓN

La Crisis que estamos sufriendo.

A estas alturas del confinamiento quizás hayas sufrido alguna que otra crisis; la incertidumbre, el rechazo, el miedo y el deseo, se han manifestado con fuerza en estos días. Puede que entendamos o no, el motivo de esas crisis que hemos sufrido en mayor o menor intensidad. Tal vez nos hayamos contado la historia de siempre para que así podamos auto-convencernos de que tenemos razón y de que fulanito o fulanita e incluso las circunstancias que nos rodean o nos han tocado vivir, son las que nos han provocado las crisis. Sin embargo, hoy me pregunto si realmente sabemos lo que es entrar en una crisis. Te invito a que sigas leyendo y más adelante te cuento lo que entiendo a cerca de ello.

<< Para saber quiénes somos, primero debemos saber quiénes no somos.>>

Todos sabemos lo que significa poner el GPS mental en dirección a un firme propósito, con fuerza, determinación e incluso con ganas de dejarlo todo atrás, para que así ese cambio que anhelamos llegue a nuestra vida y nos haga más felices. Sin embargo: ¿Qué nos encontramos? Nos encontrarnos a la vuelta de la esquina con una inesperada compañera de camino: la resistencia, esa parte de nosotros que nos dice “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Es sorprendente que anhelemos el cambio y tendamos a resistirlo con el mismo empeño, insistiendo en las conductas ineficaces de siempre.

¿Cuál es la razón de esto?. La razón es que nuestra mente busca la solución más simple: la conocida. Por ello afrontamos el problema con una mayor dosis del mismo remedio. La neurosis es repetir una y otra vez la misma conducta esperando que el resultado sea distinto.

Muchas personas viven una vida en la que no son felices, temen cambiar, y se esconden tras una máscara por miedo a sí mismos y a la opinión de otras personas. Ésta máscara es inconsciente y como todo lo inconsciente guarda una intención positiva para nosotros, archivar el sufrimiento que no pudimos afrontar en un momento determinado en nuestras vidas. A mi parecer, es un mecanismo de defensa maravilloso, que lo único que trata es de generar un comportamiento adicional a ése sufrimiento, para que así aprendamos y podamos soltar de una vez esa emoción que nos tocó vivir, y por las circunstancias que fueran no supimos gestionar.

Estamos llenos de miedos y creencias inconscientes que nos limitan. Una y otra vez repetimos las mismas historias de frustración y desilusión, pero con diferentes personajes y paisajes.

Por lo tanto, cuando empezamos a darnos cuenta que los resultados que esperamos no llegan, es cuando entramos en crisis. Una crisis se declara cuando algo del pasado interfiere al ir hacia delante, por lo tanto, toda crisis es una oportunidad de liberación y de cambio.

Un día, en una enseñanza con varios practicantes de meditación junto al Maestro Zen Denkô Mesa, recuerdo unas palabras que me ayudaron a comprender parte del camino que transitaba. Sus palabras resonaron dentro de mí fuertemente, y enseguida las convertí en una gran perla de sabiduría, sin saber que más tarde las utilizaría en mis momentos más oscuros. Sus palabras fueron:– No puedo aseguraros nada, sólo que vais a tener varias crisis en el camino-. Ahora con carácter retroactivo solo puedo decir que… ¡benditas crisis que me ha tocado pasar!

La crisis del Confinamiento

A veces cuando hablo de crisis con algún paciente, me encuentro con que se asuntan o que incluso la niegan. Las crisis nos ofrecen oportunidades únicas para dar un salto más cercano hacia la evolución y la paz interior.

<parar y escuchar su mensaje>>

Las crisis que me ha tocado vivir, han sido crisis más o menos intensas, que me han ayudado a liberar emociones no digeridas que llevaba arrastrando dentro de mi mochila. Iba soltando piedrecitas de mi mochila, acogía a mi emoción sin juicio, las abrazaba, y lloraba todo aquello que no pude llorar en su día. Sinceramente, he preferido llorar unos minutos, o incluso a veces un poco más de tiempo, a no seguir día tras día repitiendo las mismas situaciones que me causaban una y otra vez sufrimiento e infelicidad.

Hemos de conocernos, saber quiénes no somos y para ello es necesario mirarnos de frente a nosotros mismos sin juicios y con amor.

Así que la mejor opción para solucionar esos temores que nos causan las crisis, sea la de coger una antorcha fuerte con nuestras manos, como si de un buen foco se tratase y mirar hacia dentro. Cuanto más nos conozcamos a nosotros mismos, más iremos soltando todos nuestros temores.

Nelson Mandela dijo:

Es nuestra luz y no nuestra oscuridad lo que nos atemoriza.

Nos preguntamos: “¿Quién soy yo para ser brillante, espléndido, talentoso, fabuloso?”

Pero, en realidad: ¿Quién eres tú para no serlo?

En la medida en que nos liberamos de nuestro miedo, nuestra presencia libera automáticamente a otros.

Por lo tanto, en referencia a lo que expresó en su momento Nelson Mandela, he podido experimentar en primera persona, que a medida que comenzamos a cambiar, por resonancia cambia nuestro entorno, no solo cambiamos nosotros, sino que la sanación es también para todo nuestro sistema familiar. Realmente la sanación individual no existe.

¡Benditas Crisis!

De corazón a corazón… AMR