
diálogo interior
La situación actual de la pandemia, nos ha acentuado aún más nuestros miedos y angustias inconscientes. Para que puedas entenderme a lo que me refiero cuando digo “diálogo interior negativo”, te anoto alguna frase que es posible que te hayas escuchado decir:
- Tengo miedo, esto me supera.
- Por ahora las cosas van bien, pero esto cambiará.
- Soy un desastre.
- No soy capaz de hacerlo.
- Todo el mundo lo hace mejor que yo.
- Soy una persona rara.
- No me van a hacer ni caso.
- Siempre igual, me pasa lo mismo de siempre.
- Seguro que no le gusto.
- Debo mantenerme en guardia, nunca se sabe.
- No puedo fallar.
- No me quiere, me lo merezco.
- Soy mejor que los demás.
- No puedo confiar en nadie.
- Te necesito para ser feliz.
- No aguanto que me digan lo que tengo que hacer.
- Si hago esto, obtendré su aprobación.
- Me siento sola/o.
El modo en que te hablas a ti mismo te define. Si lo haces con desprecio, cuestionándote tu capacidad y creyéndote menos que los demás, te estarás convirtiendo en tu peor enemigo. Sin embargo, estar bien o estar en paz, es el fruto de que nos estamos hablando con amor y respeto.
Si uno presta atención a su diálogo interno negativo (a las conversaciones que mantiene consigo mismo, a las cosas que se dice en su cabeza) descubre que a menudo, lo único que hace es dar vueltas sobre suposiciones que no suelen tener solidez alguna. Y de esto somos conscientes, porque a veces, cuando estamos frente a la persona o situación, que hemos juzgado durante un rato o incluso días, nos damos cuenta de que nada de lo que habíamos pensado es cierto, o incluso eso que nos parecía un mundo, de repente surge y se desarrolla con facilidad.
Nuestro diálogo interno negativo, nos lleva a menudo a generar emociones que si las mantenemos en el tiempo, a nuestro cuerpo se le agota la energía y acaba generando una dolencia que puede terminar en una enfermedad.
Podemos decirnos a nosotros mismos: “María piensa que soy idiota” y a partir de ahí comenzar un argumento de varios minutos que puede venir acompañado de un intenso componente emocional de angustia, miedo, desesperación, ira o tristeza. Si nos detuviéramos a analizar nuestro diálogo interno con un mínimo de sentido común, nos daríamos cuenta de que… es imposible que sepamos lo que piensa María. Así que las conclusiones que derivan de ese pensamiento, automáticamente dejan de tener razón en ese mismo instante.
A veces, podemos pensar… “viajar en avión me agobia”, y de manera inconsciente argumentar con un sinfín de pensamientos ese agobio y acentuarlo hasta convertirlo en una fobia importante. Si reformulamos la frase y nos decimos: “me agobio cuando viajo en avión”, pasamos a darnos cuenta que la causa somos nosotros y no el avión. De ésta manera, esto nos sitúa en una disposición para abordar el tema de una forma diferente en vez de seguir viéndonos como víctimas de la situación.
A menudo en un conflicto, creemos que el problema es la otra persona o grupo. En cierta manera, estamos acostumbrados que la responsabilidad la tiene el otro, o la tiene esa otra cosa, y que si dejaran de hacer lo que están haciendo o de ser como son, tendríamos paz y felicidad. De este modo, el problema de nuestra angustia siempre va a venir del exterior y así, difícilmente vamos a detectar la cantidad de fallos de razonamiento e incoherencias que nos contamos a nosotros mismos cada día ante los desafíos que se nos presentan.
Un Principio Básico
Si deseamos calmar la angustia que nos produce nuestro diálogo interno, sería interesante ser conscientes en el momento que estamos teniendo pensamientos negativos, y dudar de ellos. Ésta es una técnica que suelo utilizar en alguna ocasión y te puedo asegurar que funciona.
Automáticamente dejo de alimentar los pensamientos negativos en vez de quedarme enganchada a ellos, y a continuación me suelo preguntar: ¿Qué pasaría si en vez de estar pensando en esto que estoy pensando (negativo), pensara esto otro (positivo)? ¿Cómo me sentiría?. Inmediatamente que aceptamos un pensamiento ya sea negativo o positivo, se convertirá en una verdad para nuestra vida, así que una vez más, podemos elegir cómo sentirnos.
Dicho así, entiendo que parece fácil, sin embargo, todo es cuestión de entrenamiento y práctica. Al principio ni te das cuenta, pero paso a paso y si realmente estás comprometida/o con dejar de sentirte víctima de todos tus males, te puedo asegurar que la angustia y el estrés se van aliviando.
Y para ser conscientes y pillarnos en el momento, la experiencia nos muestra que lo mejor es practicar la meditación. Cuando meditamos, al miramos profundamente, comprendemos que no somos los únicos que hemos sufrido, los demás también han sufrido. Cuando nos tomamos un tiempo para calmarnos y observar profundamente la situación, podemos ver que somos corresponsables, que hemos co-creado el conflicto con nuestra forma de pensar, actuar o hablar, ya sea individualmente, como grupo o nación.
Cuando respiras, detienes el diálogo interno, y puedes escucharte y saber qué es lo que deseas. A través del silencio interno, abres una nueva puerta a un bienestar infinito, y esa voz parlante y obsesiva que se dedica a suponer, juzgar y temer, se bloquea. De ésta manera, a través de la meditación comienza un nuevo y maravilloso diálogo sin pensamiento, un diálogo con la energía magnética de nuestro corazón que se transforma en un amor grandioso hacia nosotros, hacia los demás, hacia el mundo, el planeta y hacia este mismo momento.
Y ahora… es en este mismo momento… aquí sentada… en silencio junto a ésta puerta abierta… con el corazón rebosante de amor… que te animo…. a que meditemos juntos… Haz clic aquí…
De corazón a corazón AMR
Gracias…
Sabios o grandes maestros de la antigua sabiduría ya lo decían:
“Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño, como tus propios pensamientos” Budha.
“No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos a cerca de lo que nos sucede” Epicteto ( 55dC—135dC)
“Cuando un guerrero aprende a detener el diálogo interno, todo es posible; los más rebuscados planes están al alcance de la mano” Carlos Castaneda.
Eres maravillosa. Gracias
Buen día Ahidee:
Ambas somos maravillosas.
Un abrazo de corazón a corazón.
Cuanta razón. La de tiempo qe nos pasamos angustiados X nuestras suposiciones o pensamiento.
Buen día Silvia:
Gracias por tu toma de consciencia.
Un abrazo de corazón a corazón
Vivimos en continuo pensamiento negativo la mayor parte del tiempo de nuestro día a día! Buena reflexión habrá que ponerla en práctica!te veo pronto amiga
Buen día Laura:
Gracias por tu toma de consciencia.
A practicar!!!
Un abrazo de corazón a corazón
Tal cual lo has contado, Gelen. Y ese diálogo interior negativo muchas veces nos viene de la falta de autoestima, que viene de heridas de la infancia y que nos lleva a la autoexigencia y complacencia hacia los demás, nunca hacia nosotros mismos. La meditación nos ayuda a abrir esa coraza que nos hemos fabricado desde bien pequeños, a ser libres, a ser nosotros mismos y a amarnos sin juicios. Y entonces se despierta el interés por vivir con alegría, con curiosidad, viendo la oportunidad en cada «amenaza» de la vida. En definitiva, vuelve el pensamiento positivo que nos permite saborear y disfrutar la vida.
Gracias Gelen. Qué gran consejo y buena práctica lo de preguntarnos ¿qué pasaría si… (… pensamiento positivo que desplace al negativo)?
Un abrazo enorme
Hola Cristina:
Gran reflexión, tu toma de consciencia nos ayuda a todos.
Me alegra leer y sentir tu energía.
Gracias.
De corazón a corazón, un abrazo.
Todo muy bien dicho. Ahora cuando me vengan pensamientos negativos o suposiciones me acordare de ti y pensare en cosas positivas. Bueno lo intentare !!
Besos.
Hola Meliss:
Lo harás genial, tu disposición a mejorar es una gran fortaleza que tienes.
Gracias por tu comentario.
De corazón a corazón, un abrazo.
Como siempre, maravilloso,como tu
Hola Maria Teresa:
Gracias, ambas somos maravillosas.
De corazón a corazón, un abrazo.
Detener el dialogo interno, poner el foco en lo positivo! Leerte por la mañana me ayuda a preparar mi día.
Gracias Gelen.
Buenos días Paqui:
Que bonitas palabras emergen de tu corazón bondadoso. Leerte abre mi corazón hacia la alegría y el Amor.
Gracias.
De corazón a corazón, un abrazo.