Una carretera que lleva al mismísimo paraíso, hoy transitan infinitos vehículos listos para ser recibidos en Tierra Santa, más todos quieren estar antes de que anochezca, pues en la noche el cuerpo ya sabe que debe descansar.
Las familias en sus coches van, con maletas y bártulos para asentarse en la tierra donde se oyen cantos de alegría y paz, pues mensajes de sus ancestros llegaron desde cielo, tierra y mar, para animarlos a viajar a la reconocida y añorada felicidad.
En cada coche, en cada familia, un sueño de vida por alcanzar, historias y cuentos de felicidad se asoman en un gran recuerdo listo para heredar, pues las luchas, las defensas, el trabajo y la enfermedad, se quedan como cicatrices en el camino de la carretera que van dejando atrás.
La paz les espera, la paz nos espera, la paz te espera, un pensamiento secreto en las mentes de los coches que van pasando ante las miradas de los demás. Solo quiero descansar, sólo quiero estar en paz, sólo quiero vivir en paz, pues es una tan pequeña ilusión mental, que va transformándose en el viaje de carretera más largo que una familia en un instante comenzó a trazar.
Desde el cielo, los helicópteros que vigilan el tráfico ven como en una ordenada procesión circulan por la serpenteante carretera, coches de familias caminos de la redención.
Los claxon y el sonido de las ambulancias anuncian un parón, pues todos se han parado tras el choque con la mediana de un camión. Luces, sonidos e incertidumbre ante un accidente sin previsión, pues ahora todos esperan una solución, más el paraíso queda lejos ante tanta confusión.
Dos niños en un coche van, pues se aburren ante no ver más allá, quieren llegar cuanto antes para así jugar libremente con otros niños ya. Padres que mandan callar a los niños, niños que juegan espontáneamente sin más, son ahora los sonidos de un nuevo cantar, pues el propósito del paraíso y sus ilusiones de paz, han pasado a un segundo plano por ahora a esperar.
Caravanas de coches con familias, jóvenes que tienen ganas de avanzar y aprender dones en tierra extraña para así poderse desarrollar, pues su destreza los mantiene con energía y grandeza ante un nuevo mundo que explorar. Un padre y una madre aconsejan a sus hijos, no sea que corran con un entusiasmo en el que puedan tropezar.
Una familia con ancianos va, tranquilos ellos ante lo que acontece, pues su paciencia tranquiliza a su hijo que conduciendo va. Ríos de pensamientos y justificaciones ante un atasco, pues algunos acuden para ayudar presos de una especie de fuerza y pánico que les hace reaccionar.
Una pareja que con su perro van, deciden bajar de su coche tras una mirada de silencio y aceptación ante el caos y la desesperación. Pues este par que deciden con determinación despejar el humo que hay entre luz y sombra, aportando a cada obstáculo una resolución.
Pues la sorpresa ha sido que no era un camión, sino que ha sido la fuerza de dos coches tras un choque sin condición. Una mujer yace en el suelo, pues el paraíso queda atrás para ella, su dolor en ese instante no sabe cuál es, sólo se queja ante lo que es. Una manta para ella, es la solución, pues ahora necesita arroparse ante su dolor. Un chico joven grita sin consuelo; ¡mi madre está en el suelo y no sé, pues tengo tanto miedo que me muero del dolor! Un hombre atrapado en el coche, queda sentado atrás, más está sentado diciendo que está bien sin más. El otro conductor se ha querido acercar, más el hijo de la mujer lo ha querido matar, ¡pues tú mira lo que has hecho con mi madre que ahora no sé cómo me puedo consolar! La pareja calma al hijo que ahora ha comprendido que así no puede ayudar, más su calma le invita a sentarse y descansar.
Una pareja unida, dos linternas tienen en sus manos ya, pues girando sus brazos van dando paso ante lo que toca restaurar. Más ahora ya se ven a lo lejos los guardias del edén, que acuden para rescatar a los heridos que se ven. Más para asombro de la pareja cuando los guardias los ven, ofrecen sus luminosos para que continúen con su labor, pues ellos van inspeccionan el lugar para así tomar nota de lo esencial. Ambulancias y guardias del edén ya están, pues la circulación de los coches familiares queda entre manos luminosas de la pareja que unida está.
Familias de nuevo arrancan sus motores para seguir el camino a la felicidad, pues todos ahora más o menos en unión van. Un nuevo camino se alza ante las miradas de las familias, pues ahora el camino les indica que han de ir atentos al circular, pues dos no chocan si uno de ellos va conduciendo en atención. Amigo conductor, conductores, pues los atascos, nos indican precaución ante lo que ves, familias reunidas ante un mismo propósito, el paraíso de una tierra donde amarnos en la eternidad.
En el camino se forjan lazos de unión, para una vez llegar a las puertas de una Tierra Santa entregarlos en comunión, pues el paraíso es de todos y ninguno puede ser más o menos, sino que todos son iguales ante el mismísimo Amor de Dios.
Hoy se abren las fronteras de todos los mundos, países y tierras fabricados, pues un puente los dirige a un solo mundo que renacer ante los que lo miran con honra y pasión. Bendecidos todos, de dos en dos, ya van entrando a la tierra prometida que ahora ya es dada en herencia por derecho propio a los que son.
El Universo y el Cosmos se unen ante tal celebración, pues familias ahora ya son una con alegría y tentación de unir sus corazones ante el Cosmos, Universo y el mismo Amor de Dios. Pues tentación, ya no es, más ya son todos Uno. Luz y Sombra se Unen para dar su bendición, pues ellos también son.
Alegrías y sonrisas de niños se escuchan en el vacío de un silencio que acoge todo lo que es y lo que son, pues nada es sin ello y ello no puede sin ser nada. Todos en Unión hoy celebran la gran bendición.
Una aventura dedicada a Joseky, mi compañero de atascos y de viaje con todos al Edén AMR